@Adolfo_Utor: «El puerto de Dénia es un tema de Estado y no puede ser utilizado por los políticos como arma arrojadiza»

Entrevista. ADOLFO UTOR. Presidente de Baleària

«Las instalaciones para el transporte marítimo en Dénia son de primer nivel, un ejemplo para otros puertos de las Baleares o de la Comunidad Valenciana»

«Los empresarios sentimos cierta pena, cierto lamento, ante una ciudad donde las fachadas se caen, las calles se degradan y la estación de autobuses es tercermundista»

«Tengo la esperanza de que en poco tiempo Dénia sea conocida en toda Europa como puerto base de cruceros»

image

1. EL PUERTO

«Claro que se habla mucho del puerto de Dénia: es el único sitio de la ciudad donde pasan cosas»

–¿Qué puerto tiene ahora mismo Dénia? ¿Qué ha logrado ya y qué aspectos debe mejorar?

–Para abordar esta cuestión, hay que tener en cuenta que el puerto es un espacio productivo de actividad económica sometido a los vaivenes del mercado. Y que ha de contar con espacios de reserva destinados a las necesidades futuras de ese mercado. Desde ese punto de vista, Dénia cuenta con una actividad pesquera con buenos servicios pero cuyo crecimiento está acotado por la Unión Europea; una actividad náutica de ocio muy significativa, porque si bien estamos por detrás de Valencia o Torrevieja en número de atraques, somos el primer puerto de la Comunidad en índice de ocupación (de amarres), mientras otros están vacíos; una actividad industrial basada en la reparación de barcos que va a seguir creciendo, supliendo  el trabajo que antes brindaba la construcción y permitiendo infraestructuras como el muelle de los megayates, que ya quisieran para sí puertos como los de Valencia o Castelló; y, por fin, con un transporte regular marítimo de primer nivel. Dénia puede sentirse orgullosa de estas instalaciones; yo las pongo como ejemplo en las Islas Baleares. A Dénia han venido altos dirigentes de puertos de las islas o de Valencia a conocerlas.

La reforma de la dársena en 1992,  que se hizo con valentía ante una oposición social muy ruidosa, marcó un punto de inflexión y desde entonces el puerto de Dénia ha crecido de forma positiva. En cuanto a los problemas, yo como empresario debo ser muy discreto. Pero por supuesto que hay cosas que mejorar, como la coordinación entre la administración local y la autonómica o entre la ciudad y la propia dársena y también aspectos de gestión y financiación.

–¿Cómo se mejora esa coordinación?

–Hay que superar el viejo conflicto entre puerto y ciudad. No son dos espacios enemigos, al contrario, han de cabalgar juntos y para eso es necesario mayor diálogo, más participación, más comunicación. Lo que no puede ser es que algún partido político haga del puerto un arma arrojadiza o un instrumento electoral que acaba enfrentando a unos contra otros evitando que en este espacio de riqueza se hagan cosas. El puerto es un tema de Estado. Es verdad que el puerto de Dénia es el único lugar de la ciudad donde pasan cosas y por eso se habla tanto de él y no de otros problemas más graves que tiene el municipio.

–Este verano, el PSOE de Dénia pidió que se paralizaran todos los negocios en el puerto hasta que no se redacte un plan especial para el mismo consensuado con todos los sectores sociales. 

–Un puerto no es como una ciudad o como un parque natural. No funciona así. Un puerto es un espacio de actividad económica autosuficiente que debe funcionar según las necesidades del desarrollo económico, que es el que ha de marcar su devenir para que sea próspero, generando riqueza para toda la ciudad. Por eso, su crecimiento no puede parar y no se pueden marcar planes quinquenales a largo plazo como sucedía en la URSS: ésa es la mejor forma de que no se haga nada. Dicho esto, ha de haber la máxima participación social para que en su recinto no se realicen actividades por ejemplo contaminantes que colisionen con los intereses de la ciudad

–Lo que están pidiendo algunos agentes sociales de Dénia son más espacios públicos: un paseo, zonas verdes…

–Pero es que debe haber un paseo, claro que sí. Se pueden gestionar un montón de posibilidades. En España, los puertos, como unidades para generar riqueza beneficiando el interés general, se han desarrollado con el consenso de todos los partidos, ya sean rojos, azules, amarillos o verdes. En Dénia, ese consenso es más difícil. Por eso urge buscar puntos de acuerdo sin utilizar el debate como arma arrojadiza.

–Otra cuestión de debate a la que usted ha aludido es la financiación del puerto. No todo lo que ingresa la dársena de Dénia sirve para mejorarla. 

–Mire, la ley estatal de puertos del Estado del año 92, que yo ayudé después a reformar en 2011, contemplaba puertos de interés general y puertos que no lo son. Y para los primeros, prevé una gestión autónoma y autofinanciable cuyos ingresos deben reinvertirse mejorando no sólo las instalaciones portuarias, sino también los accesos a las mismas y hasta la fachada marítima de las ciudades.

–Pero el problema es que Dénia no depende del Estado sino de la Generalitat. Y en la colaboración público-privada de la Generalitat da la impresión de que los únicos que colaboran pagando son las empresas y los usuarios, mientras que los políticos se dedican a inaugurar y a cobrar los cánones. 

–Yo no soy crítico con ese modelo. Administraciones como las de las Islas Baleares o las de la Comunidad Valenciana han agotado el dinero que tenían y lo que deben hacer ahora es redactar leyes que fomenten la inversión privada y otorguen concesiones en espacios públicos que generen crecimiento económico y por lo tanto empleo. El papel de la administración ahora es tener muy claro ese concepto de acuerdos público-privados, porque sin ellos no podríamos hacer nada. Yo creo que en ese sentido la dinámica de la Generalitat es positiva.

–Ya, pero permítame que insista. Dénia no posee esa capacidad de financiación de la que sí gozan los puertos que son del Estado. 

–Evidentemente, no. Pero que yo defienda la ley estatal no quiere decir que esté en contra del modelo autonómico. Mire, la cuestión fue que los puertos de interés general se decidieron precisamente en 1992, justo antes de la reforma de la dársena que ha permitido el crecimiento de Dénia. Hoy en día, hay puertos con mucha menos actividad como Gandia o l’Alcúdia, que son del Estado, mientras que Dénia no lo es. Llegó tarde. Pero eso no quiere decir que esté en contra de la Generalitat. Aunque su papel sea mejorable, conozco ritmos mucho peores.

2. LA CIUDAD

«Dénia es un diamante en bruto que corre el riesgo de convertirse en carbón»

–Hablando de ritmos peores. En los últimos tiempos, los empresarios de la ciudad han arremetido con dureza contra la gestión política de Dénia. Ese divorcio entre líderes empresariales y gestores municipales no es habitual en otras grandes ciudades. 

–Dénia arrastra un problema histórico del que yo soy en parte responsable porque fui concejal, aunque alguna idea original tuve (pausa). Pero en general no han habido liderazgos fuertes ni mayorías estables: los pactos de gobierno estaban integrados por partidos con intereses muy distintos. Hasta cada una de las propias fuerzas políticas han tenido divisiones internas. Así, las rondas perimetrales y los planes generales han ido entrando y saliendo sin concretarse nunca y con ese panorama es muy difícil satisfacer a vecinos y turistas.
Por suerte, el puerto ha estado al margen de eso. Pero ahora parece un delito de lesa humanidad que en el puerto se hayan hecho las cosas bien.

–Esa falta de mayorías políticas, o, mejor dicho, esa frecuencia de «mayorías difíciles», ¿obedece a un momento o a unas personas concretas?

–No. Ha sucedido siempre. No es por la actual alcaldesa, Ana Kringe, aunque ahora tenga también un pacto difícil con Pepa Font. Yo me llevo muy bien con las dos y también he tenido buena relación con los anteriores alcaldes. No es eso. Es un problema general, histórico, de falta de altura, de que no se vea más allá del interés inmediato, del interés electoral. Y esa situación es la que ha hecho que los empresarios sintamos cierta pena, cierto lamento, por la realidad de la política local y por el descuido de los intereses generales.

–Que tiene graves efectos sobre el futuro de la ciudad.

–Dénia es un diamante en bruto. Tenemos una oferta magnífica, el puerto, la oferta náutica, el Montgó, Les Rotes, el pasado histórico, la gastronomía… Pero es un diamante en bruto que nadie talla y que corre el riesgo de acabar en carbón. Y cualquiera nos puede sacar los colores cuando percibe que no nos va bien la banda ancha ni el TDT, o comprueba el estado degradante de algunas calles, la falta de alcantarillado en Les Rotes, las basuras que no funcionan, las fachadas que se caen en el casco antiguo sin planes de rehabilitación o una estación de autobuses del Tercer Mundo… Si hay cosas que van muy bien, como la oferta gastronómica, son a pesar del ayuntamiento. Y aún así no pierdo la esperanza de que se produzca un vuelco, de que la política de Dénia recupere cierto sentido de Estado.

image

3. Baleària y el futuro

«El 90% de las cosas que Baleària hace en el puerto no son rentables para la empresa»

-¿Para cuándo cruceros en Dénia?

–Ya tenemos un equipo de trabajo que está en ello. Dénia puede ser un puerto base perfecto para cruceros de 150 ó 160 metros con 900 plazas y unos cinco metros y medio de calado. Lo tenemos estudiado, tanto desde la vertiente comercial como técnica y operativa.

–¿Aún no pueden dar una fecha concreta?

–Es que es una cuestión compleja, porque depende de varios escenarios. Además de los cruceros, estamos gestando varios proyectos y si uno se concreta ya, los otros se retrasan. Baleària también está pendiente de la privatización de Trasnmediterránea, de expansiones en Estados Unidos, el Caribe, África… Nos encontramos en una óptima situación financiera, hemos ajustado al máximo la deuda y los bancos tienen una buena disposición para prestarnos crédito y seguir creciendo.

–Para que llegaran cruceros a Dénia se ha dicho que era necesario dragar el puerto, algo por lo que ahora mismo no está la Generalitat.

–No es algo que nos preocupe demasiado. Un crucero con las características de las que le hablo entraría perfectamente en el puerto de Dénia, cuyo calado ahora mismo está en seis metros. Y siempre se puede emprender un nuevo acuerdo de colaboración público-privada para realizar aquellas mejoras que sean necesarias. Yo espero ver entrar en el puerto de Dénia el primer crucero algún día y en un plazo razonable de tiempo.

–Se lo decía porque vistas las dificultades, llama la atención que Baleària haya elegido precisamente Dénia para ese proyecto. 

–Porque yo soy muy de mi pueblo, soy muy chauvinista. Mire, en Dénia estamos desarrollando proyectos que son muy interesantes a nivel local sin que arrojen, por el momento, beneficios: proyectos culturales y sociales en la estación marítima o el  el barco solar que une la escollera con la ciudad. No son proyectos rentables; ahora mismo el 90% de lo que hacemos en el puerto no lo son. Tampoco los parkings. En cuanto a los cruceros, ojo. Un crucero viste mucho un puerto, pero no deja demasiados beneficios en la ciudad porque los cruceros son un todo incluido y sus pasajeros no gastan en tiendas o comercios de tierra.

–¿Entonces?

–Nos proponemos algo más atractivo: que Dénia sea un puerto base de cruceros, que ésta sea la ciudad a la que se llegue para embarcar y desembarcar y que sea conocida por eso en toda Europa. Y que vengan aquí de toda Europa. Esos usuarios sí que gastarán en la ciudad. Además, crearemos empleo y promocionaremos el nombre de la ciudad en todo el continente.

–¿Para qué tipo de clientes?

–De clase media. Serán cruceros orientados a la cultura, al medio ambiente, a la gastronomía, que se basen en una tradición marítima histórica, como la Corona de Aragón y su influencia en Nápoles o en Sicilia o los Borgia.  Ya veremos. Un concepto diferente al de los cruceros modelo parque temático de las grandes compañías. Yo quisiera que este proyecto estuviera desarrollado en tres años, porque además Dénia tiene magníficas comunicaciones para ello gracias su enlace con la estación del AVE de Valencia a través de lanzaderas, y de su cercanía a los aeropuertos de Manises y El Altet.

Fuente: La Marina Plaza

Esta entrada ha sido publicada en Noticias y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *