John Cabrera Puig, el hombre que abrió Dénia al mundo a través del cine, falleció la pasada noche en esta ciudad. El legado que le deja es incalculable: como jefe de localizaciones de Samuel Bronston, Cabrera logró que la primera película del productor en España, John Paul Jones, se rodara en Dénia en 1958. El desembarco de los americanos no sólo abrió el pequeño pueblo de posguerra a una civilización democrática y desarrollada; los beneficios del rodaje provocaron además las primeras concentraciones de capital que en parte permitieron después el despegue turístico y social del municipio.
Muchos años más tarde, Dénia agradeció esa herencia. Durante el pasado mes de diciembre, el Ayuntamiento le concedió la primera medalla de oro de la ciudad tras una petición del Institut d’Estudis Comarcals, el Cine-Club Pessic, la Flexió Verbal, el Fotoclub Dénia, la Escuela de Teatro Comarcal y la entidad cultural Marfull, así como de numerosos ciudadanos. Cabrera nació en Liverpool en 1925, pero sus padres eran originarios de Dénia. El siempre amó esta ciudad.
También amó el cine. Y la fotografía. Estuvo como fotógrafo a las órdenes del general Montgomery y retrató el desembarco de Normandía, la Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial y la Berlín derrotada. Por eso, en la industria cinematográfica, además de jefe de localizaciones, fue un excelente director de fotografía. Trabajó con Alfred Hitchcock, John Houston, Anthony Mann, Nicholas Rhay, Humphrey Bogart, Laurence Oliver, Ken Annakin, David Niven, Charlton Heston, Robert Mitchum o Henry Fonda a lo largo de siete décadas. Pasó por tiempos de gloria económica y por otros de penuria estrecha, pero jamás abandonó tanta pasión por el cine: hace sólo 2 años, aún colaboró en Channel nº5, un cortometraje por los cincuenta años de la muerte de Marilyn Monroe. Y en septiembre, se inauguró en la Casa de Cultura una exposición con sus fotografías. Todo un testimonio de la evolución del siglo XX.
John Cabrera tuvo una larga vida, próspera en experiencias, anécdotas y amigos. Conversar con él era abrir una ventana a la historia del cine y también un auténtico divertimento debido al caudal inagotable de vivencias que atesoraba su memoria sobre nombres míticos del cine o sobre aquella Dénia de posguerra donde, según rememoraba con cierta ternura, sólo existía un teléfono público en el Bar Mediterráneo. Sus educadísimos modales anglosajones vertebraban un impagable sentido del humor.
Su casa de Dénia próxima a la plaza del Convent estuvo siempre abierta a su gente. Allí se hablaba de cine y se compartían las horas. Lo único que Cabrera llevaba mal eran los halagos excesivos. Como a todos los tipos que no tienen nada que demostrar, le incomodaban. Y es bien seguro que allá donde siga fotografiando el mundo, cuando lea estas y otras líneas que se le formularán como homenaje, se encogerá de hombros, hará un signo de negación y dirá: “querido amigo, usted sin duda exagera, por lo demás todo bien” .
Durante lo últimos meses han sido continuos los actos en nuestra comarca que han tenido como protagonista a John Cabrera en forma de homenajes, reconocimientos, exposiciones o proyecciones. Dénia le concedió su primera Medalla de la Ciudad el pasado diciembre. En enero el Curt al Pup de Parcent le concedió el Premio de Honor del Festival y le dedicó una jornada del Festival. Por otra parte, una exposición de 70 fotografías, inéditas hasta la fecha, que fueron realizadas en su mayoría durante su etapa de localizador de los Estudios Bronston, se ha podido disfrutar en Dénia, Pedreguer y Parcent. Además a lo largo de estos últimos meses se han venido proyectando películas en las que participó John Cabrera, entre ellas su último trabajo, rodado hace sólo dos años, el cortometraje Channel nº 5 dirigido por Aarón García y basado en un relato del escritor de Ondara Jovi Lozano.
